La Tribuna de Talavera, 26 junio 2009
Queda poco por decir de la manifestación del pasado sábado; o quizá quede casi todo. Opino que, interpretaciones interesadas aparte, queda la voz de los ciudadanos, los de aquí y los de fuera. Quedan las pancartas que pedían ríos vivos y agua. Quedará la manifestación en la memoria de Talavera de la Reina, la ciudad de los ojos azules cegados por 40 años de dejadez. Pero esto sólo es un paso más. Veo el Tajo muerto, lleno de espadañas y de mierda, de agua corrompida varada. En cinco años esto tiene que cambiar, si no nos habrán engañado otra vez. Paso hoja de la manifestación, queda la imagen de mi ciudad llena de pancartas, de miradas atónitas, de caras extrañadas y de la sinfonía de la voz de los ciudadanos, esos que cuando voten tendrán que analizar y recordar quién estuvo y quién no, qué se dijo y qué se olvidó. Pero es historia que se hará valer en su momento.
El gobierno de España está elaborando un proyecto para trasvasar el agua del Tajo desde Valdecañas. Se mantendría el trasvase de cabecera, diera lo que diera, y se haría uno nuevo desde el campo Arañuelo, bien desde Valdecañas, o, lo más apetecible, desde el Tiétar y Guadyerbas, debidamente enchufados y conectados por cicatrices de fontanería. Ahora, mientras escribo, el gobierno de España juega al billar con varias comunidades autónomas para que todas salgan ganando, y ninguna dé el cante cuando se presente. Hay para todos: para Murcia y Valencia, para Andalucía, para Madrid, para Castilla-La Mancha; y para Extremadura. Para todos. El gobierno no quiere meter la pata como con el trasvase del Ebro, y lo quiere dejar todo bien atado antes de soltar la liebre. Y, claro, como el trasvase parte del Tajo, de la Jara, pensará que quién cojones va a haber allí para protestar, en una tierra olvidada, vacía, que muy pocos ni siquiera aciertan a poner en los mapas: ¿en Toledo, en Cáceres, en Badajoz?
No señores: en Talavera de la Reina. ¿Donde se han juntado más de 40.000 personas? Si señores, aquí. Ya se puede reunir el consejo del agua de Extremadura, el consejo de Ministros o la madre que los parió a todos. Que vengan con las máquinas. Les puedo asegurar que ni el Tajo ni la Jara, ni el Tiétar o el Guadyerbas me los tocan. Y creo que conozco a unos cuantos que pensarán lo mismo, a los que no les hará nada de gracia que se lleven el Tajo o el Tiétar por mitad del Gualija, de los Ibores o de los Guadarranques. En esto deberían andar nuestros políticos ahora, no en colgarse medallas que no han ganado. Lo dicho: que vengan con las maquinas a meter mano otra vez al Tajo, que aquí estamos.
viernes, 26 de junio de 2009
TRASVASE II: AÑO CERO
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