domingo, 27 de enero de 2013

España es una montería

La Tribuna de Talavera, 30 noviembre 2012

Pim, pam, pum. España es como esas alfombras de perdices, conejos y marranos que en blanco y negro publicaba la revista Trofeo en los años 70, cuando Franco y los prebostes del régimen aún tenían mando en plaza y un tal Ballesteros comenzaba, en la pérfida Albión escribían, a ganar torneos de una cosa que se llamaba golf. Luego las monterías se han democratizado, con ese juez progre revisando las piezas en compañía de un ministro de Justicia, como Dios manda, de toda la vida. Porque España es un país donde a la hora de la verdad el legislativo, el judicial y el ejecutivo siempre han gustado de la cama redonda, que el negocio es el negocio. España es una montería con 6 millones de piezas en la alfombra, seis millones de parados en un país gripado al que se le ha ido el alma y el aliento. Con un gobierno que dispara a todo lo que sobrevive, apretando las clavijas a los pocos que vamos quedando. No se persigue el gran fraude, pero se embarga al autónomo al que no le llegan las 24 horas del día para pagar el cupón a fin de mes. Aquí se lo han llevado crudo en las autonomías de todos los colores, se han alicatado aeropuertos a los amigos con el dinero de todos, se han hundido las cajas y al final el culpable era el de los ciegos que vendía en la esquina; las comisiones de investigación son vergüenzas que sonrojan; se coloca a la mujer, a la hermana, al padre octogenario, y hasta a aquel cuñado tonto que por mor del dedo se embucha 4.000 del ala más extras, tontos que no saben ni hacer la o con un canuto, mientras por miles se van de este país los que valen, los mismos que antes mileuristas sobrevivían a la espera de tiempos mejores... 

España es una montería donde vamos cayendo en el cercón. O esto o salir de aquí. Pim, pam, pum… Y viene cualquier imbécil de la UE, el FMI o la TÍA y dice que hay que recortar más, abaratar el despido… Y no se le manda emplumado en un avión de vuelta a su moqueta. A España no se la comprende, pero sobre todo no la entendemos los españoles. No lo hizo Unamuno, tampoco Delibes acertó, de tanto, buscarlo, con el fondo de Castilla. España se nos va, como se fue tantas veces en su historia. Pero volverá. Con su infame casta gobernante, con su impasible y abúlica ciudadanía. Con esas sombras profundas que delatan más que nunca el brillo fugaz del paisaje real y limpio, como esas fotografías en kodachrome, ya perdidas para siempre con sus lugares y tiempos lejanos. España definitivamente es una montería, sálvese el que pueda.

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