martes, 9 de febrero de 2010

BARRAGEM DE ALMOUROL


Imaginemos por un momento que alguien coge un martillo o un pico y empieza a romper un esquinazo de una catedral, por ejemplo la de Colonia, la de Milán, o la de Burgos. Es posible que después de unos segundos de incredulidad cualquier viandante o turista le echara mano, o llamase a la policía; o al psiquiátrico. Es muy probable que este individuo que la emprende contra el elemento arquitectónico/cultural/histórico acabe detenido, y bajo supervisión médica. Puede que argumente que necesitaba las piedras para construirse su casa, incluso que insista en que el material era ecológico, sostenible según la filosofía a la moda.

Lo de arriba es tan impensable como que alguien entre en cualquier pinacoteca y la emprenda a navajazos con un lienzo de Velázquez, Murillo o Van Gogh. Es más, los cuadros de gran valor están protegidos contra el ataque de vándalos y desaprensivos. Pero, ¿qué pasa con un río? ¿Un río es agua o paisaje? ¿Es Historia o recurso? ¿Es arte o cantera? ¿O negocio? ¿Es un elemento ambiental/cultural/histórico?
La intención del Estado portugués de ejecutar lo que denomina Programa Nacional de Barragens com Elevado Potencial Hidroeléctrico (PNBEPH), viene a dar la puntilla a buena parte de los ríos ibéricos. Portugal acomete con saña lo que ya hizo España a finales de los años 60 y mediados de los años 70, cortocircuitando los tramos de ríos supervivientes a los proyectos de los años 40 y 50, heredados en buena parte de la II República y más allá. Portugal, con 30 años de un retraso que lo hace aún más anacrónico, proyecta levantar grandes embalses en buena parte de sus ríos del sector centro y norte, embalses que serán en buena medida construidos por empresas españolas, y explotados por hidroeléctricas también de este lado de la frontera.

Alqueva constituyó un hito en la destrucción de un río europeo, en este caso el tramo inferior del Guadiana. Recuerdo cuando visité el vaso del embalse, antes de su llenado, cuando las motosierras acababan con decenas de miles de hectáreas de dehesa. En los inmensos cementerios de árboles que se extendían junto a las carreteras, millones de troncos centenarios de alcornoques y encinas mostraban el calibre y la dimensión de la destrucción.

Ahora, visto el éxito de Alqueva, el Estado portugués ha estudiado 25 emplazamientos para nuevas presas, de los que finalmente han sido escogidos en una primera fase 10; de ellos seis son en la cuenca hidrográfica del Duero (Foz Tua, Pedroselos, Vidago, Daivões, Fridão y Grouvães) uno en la del Vouga (Pinhosão, otro en la del Montego (Girabolhos) y dos en la del Tajo (Alvito, en el Ocreza, afluente de la margen derecha; y Almourol, en el propio Tajo).

Mucho hay que de decir de todos estos embalses, pero hoy toca el de Almourol.
Primero los datos: se trata de una presa de nueva construcción, levantada 2,7 kilómetros aguas abajo de la confluencia dcon el Zêzere, el afluente más importante del Tajo en Portugal, dentro de los concejos de Vila Nova da Barquinha y Chamusca. La presa tendrá una altura de 24 metros, y una longitud de coronamiento de 320 metros. La capacidad de almacenamiento es de 20 hectómetros cúbicos, muy reducida, pero la longitud de río que detendrá aguas arriba de la presa será de 36 kilómetros, anegando 1.340 hectáreas. El negocio está –además de construir la presa y los sistema de defensa de las riberas–, en producir energía hidroeléctrica con el agua que pasa por la presa, que el Estado portugués cifra en 11.300 hectómetros cúbicos al año, que en los 78 MW instalados serían capaces de producir 209 GWh al año.

España destruyó el Tajo entre los años 60 y 70 del pasado siglo, con la construcción de enormes embalses que acabaron con la fisonomía del río. Primero fue, a mediados dé la década de los años 50, Entrepeñas en el alto Tajo alcarreño, con una capacidad de embalse de 835 hm3. Después, en el tramo medio, Castrejón (41 hm3). Pero el daño profundo al río vino con el rosario de presas construidas para el aprovechamiento hidroeléctrico en Extremadura. En total cinco grandes presas, Azután (113 hm3), Valdecañas (1.446 hm3), Torrejón (188 hm3) Alcántara (3.160) y Cedillo (260 hm3), cuya capacidad de almacenamiento es de 5.167 hm3, con una potencia instalada de 1.942 MW. El Tajo en España hoy es un río muerto, que sólo se encuentra en aceptable estado de conservación en sus primeros 150 kilómetros de recorrido, antes de refrigerar a la central nuclear de Trillo, y de que las tres cuartas partes de su caudal se vayan por el trasvase Tajo-Segura a las regiones del Mediterráneo. Después, no hay río, sino un hilo de agua, fuertemente contaminado, sin dinámica natural, y absolutamente regulado por las grandes presas, especialmente en Extremadura y el oeste de la provincia de Toledo, donde durante más de 300 kilómetros el Tajo es una gran cadena de embalses, donde se almacenan aguas fuertemente contaminadas y eutrofizadas.

Hasta ahora en Portugal el Tajo aún era río. Sólo dos pequeñas presas (Fratel y Belver), paran el curso del río. Con la construcción de la presa de Almourol (y la proyectada o estudiada en el Programa Nacional de Barragens com Elevado Potencial Hidroeléctrico, de Santarém, aguas abajo de la de Almourol y prácticamente hasta donde se siente el efecto de las mareas del Océano), se emulará a España, y se liquidará de facto el Tajo en Portugal. Sólo la de Almourol acabará con el Tajo en un tramo de 36 kilómetros del tramo inferior del Tajo, y sin contar con el tramo inferior del Zêzere, que dejará de ser río también desde el propio muro del embalse de Castelo do Bode.

El desastre social, ambiental y ecológico sería de primera categoría. En Portugal aún se vive con el Tajo, especialmente en este tramo (Constância, Praia de Ribatejo, Tramagal, Abrantes y todas las pequeñas aldeas que te salen al paso en este Tajo aún superviviente a tanta desidia y abandono). La construcción de esta presa romperá esta relación, puesto que incluso el disparate es tal que hay que construir muros en las propias márgenes del río para que éste no inunde las zonas de cultivo y algunas poblaciones. «Dada a ocupação urbana e a enorme valia agrícola dos terrenos situados nas margens do rio Tejo ao longo deste troço de 36 km, com a construção do aproveitamento de Almourol, prevê-se também a execução e/ ou sobreelevação de diques de defesa ao longo de praticamente toda a albufeira. Com a execução dos referidos diques não serão inundadas infra-estruturas importantes ou áreas urbanas, contudo a execução dos diques afectara algumas zonas ao longo das margens do rio Tejo, designadamente em algumas localidades (Praia do Ribatejo, Constância, Rossio do Tejo, Tramagal e Abrantes). Para a alternativa de construção da barragem a montante de Praia do Ribatejo e de Constância não será necessária a construção de diques nessas localidades.» Es decir: el río embalsado va a quedar por encima de las propias poblaciones y las tierras del entorno. Este despropósito, que no tiene en cuenta las crecidas del Tajo, su bajo periodo de retorno, deja claro el disparate del asunto.

Hace ya mucho tiempo estuve en el castillo de Almourol, después de recorrer los pueblos de las orillas, de comprobar que el Tajo del que me habían hablado en España, el sepultado bajo el agua de las presas, la avaricia del trasvase Tajo-Segura, las aguas residuales de Madrid..., que ese Tajo seguía respirando y viviendo, exiliado y escondido, en Portugal. Aquí delante lo tenía. La presa de Almourol acabará para siempre con este Tajo, con el Tajo que fue, y que debería ser tratado como un elemento venerable de la cultura ibérica. El Tajo es una catedral una y otra vez expoliada. Vemos cómo se va a él, se le arrancan sillares, dovelas, gárgolas, caen los últimos arbotantes. Y con total impunidad, los Estados español y portugués actúan al dictado de los grandes grupos de poder: constructoras e hidroeléctricas, y apelando a la crisis que todo lo puede, a los metafísicos puestos de trabajo que se crearán, a la riqueza para el país… a la literatura tan hueca como amasable, acaban con lo que queda de Tajo. El barragen de Almourol es una estupidez tan absurda como probable. En un tiempo en el que nos deberíamos empezar a plantear dinamitar las presas de Torrejón y Valdecañas, seguimos dilapidando lo poco que hemos respetado en 50 años de destrucción a conciencia del Tajo. Como las encinas de siete u ocho siglos que se hacían leña barata en los camposantos inmensos de Alqueva, al Tajo lo convertimos en kilovatios. Seguimos sin entender ni aprender, pero el Tajo ya no puede más, se nos desmorona, ya no aguanta tanto saqueo.

3 comentarios:

Gabriela dijo...

Hola Miguel Angel: buscaba algunos datos de Portugal y me tropecé con tu profundo análisis del Tajo. Por coincidencia o no tanto ya que todo el mundo está igual, aquí en Xalapa, Veracruz México, mantenemos una lucha de algunos años en contra de empresas Brasileñas y de nuestro propio gobierno, que pretenden construir varias presas en una zona de bosque mesófilo, muy sensible a los cambios climáticos. Estamos conscientes que la nueva infraestructura acabará con los hermosos ríos que tenemos en esta zona. La lucha ha sido larga, muchas personas han sido amenazadas y otras asesinadas. El asunto de nuestros ríos: "Los pescados, la antigua y Jalcomulco" ha unido a la población, que en su mayoría son pescadores, agricultores o viven del turismo de aventura. Tu artículo me pareció muy adecuado para compartir tu sentir con los compañeros que están en la lucha y con la ciudadanía en general. En lo personal nunca había analizado con que celo cuidamos una pintura, un zona arqueológica o el casco antiguo de una ciudad y sin embargo permanecemos indiferentes ante la destrucción de la naturaleza.
Gracias por tu texto.
Gabriela Muñoz Jiménez

Gabriela dijo...

Gracias a Querencias y a Miguel Angel Sánchez por sus profundas críticas a la indolencia humana y a la corrupción e ignorancia de los gobiernos ante la destrucción de la naturaleza. Sus textos "Por qué el Tajo está seco en Portugal", "La desaparición del Tajo" y sobretodo "Barragem de Almourol" que fue la primera que leí me impactaron.
Gabriela Muñoz Jiménez

Miguel Ángel Sánchez dijo...

Hola, Gabriela. Muchas gracias por tus comentarios. Me alegro de que mis textos te gusten y, sobre todo, puedas utilizarlos en la defensa de los ríos de tu tierra.
Creo firmemente que los ríos son el alma de nuestra tierra, que nos dan su agua y su corriente, su fertilidad, y siempre recogen nuestras miradas para llevárselas lejos. Son los elementos culturales básicos del territorio. La brutalidad de su sobreexplotación, y la presión inaceptable a que los poderes económicos los someten, repercuten directamente sobre los ciudadanos que vivimos en sus riberas.
Aquí en la península Ibérica tenemos ejemplos muy evidentes y dolorosos. Donde los ríos son represados y eliminada su función ambiental y social, es decir, desaparecen de facto como ríos, se encuentran las zonas más deprimidas social y económicamente, tanto en Portugal como España.
Gabriela, pongo a tu disposición toda la información que hay en este blog. Además, trabajo en la coordinación de plataformas y colectivos sociales en España, por lo que igualmente te ofrezco todo el apoyo, información y experiencia que podamos tener por aquí, y sobre todo el análisis de los cincuenta años que llevamos sin ríos, y el impacto social y económico que ha producido en grandes zonas de la Península. Quizá te pueda resultar útil. Si quieres contactar conmigo, mi correo directo es golindelasenda@gmail.com
Por favor, si no te importa, envíame información del trabajo que realizáis en Xalapa. Me interesa mucho. Os envío ánimos y energía.
Un saludo y muchas gracias.