Castilla-La Mancha es ese invento político donde cupieron los territorios que sobraban en otras Autonomías. Del desguace de Castilla la Nueva y del encaje de Albacete desgajada de Murcia, salió esto que se llama Castilla-La Mancha. De eso hace ya 30 años, y aún no se ha conseguido que el engendro funcione. Autonomía anclada en la cola del desarrollo, como siempre junto a Extremadura y Andalucía, se ha gobernado siempre desde la parte olvidando al conjunto y su engranaje en la realidad territorial y política española. Gobernantes (Bono, Barreda) que han trabajado para ellos y sus amigos, caciquismo de la España novísima post Democracia; políticos de tercera fila plegados a la servidumbre del escalafón; y unos planteamientos tan cortos de miras como de futuro. Esto, y más, configura la realidad de un territorio inarticulado, amorfo y laminado, donde leer los periódicos, escuchar las noticias, ver la televisión pública, te hace inmediatamente darte cuenta de que la realidad siempre podrá con la ficción. Cortijo de 80.000 kilómetros cuadrados y dos millones de habitantes; descansadero y abrevadero de políticos que viven en Madrid y que en la mayoría de los casos no tienen ni puñetera idea de la verdad del paisaje, del territorio, de la gente que vota y paga.
La foto fija de la situación la proporciona la reforma del Estatuto. A estas alturas de la película lo mejor sería retirar el texto y volverse a Toledo. Ni reservas ni tonterías. Lo mejor es traerse los papeles y dar por imposible una reforma que vendría a colocar a la Región en un plano de, al menos, casi paralelismo con el resto de las Autonomías. Imposible alcanzar la igualdad con las autonomías «históricas», al menos que nos quedemos enrasados con las segundonas; y no seguir de fregona del resto. Más vale honra sin Estatuto que Estatuto sin honra.
Cierre del Tajo-Segura en 2015; reserva de 6.000 hectómetros cúbicos; reserva de 4.000, de 2.000, de 600. Quién da menos.
Muy mal parada queda la clase política de Castilla-La Mancha. 28 años asumiendo que gobiernan a imbéciles, y al final se lo han creído. Absoluta dejación de funciones del Gobierno, a la espera de algún cromo. Lo de la oposición, el PP, hace ya tiempo que da vergüenza ajena. Veremos en qué queda esta opereta. Pero que estén tranquilos en Murcia y Alicante: con la masa humana que pilota Castilla-La Mancha (Barreda, De Cospedal y demás), tienen Tajo, Júcar y Segura para rato. Hasta para ahogarse. No hay peligro.
domingo, 28 de marzo de 2010
EL ESTATUTO COMO CACHONDEO
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