Ha sido un invierno de ombligos de Venus. La lluvia cayendo sobre el musgo y los ombligos y el granito. El agua saliendo por los callejones, bajando rápida y transparente. Regatos culebreando por caminos convertidos en arroyos. Esta fotografía se quedó en el archivo de este invierno. Está hecha en Castillo de Bayuela, en una de las cercas de piedra que rodean el pueblo. Era una mañana de lluvia, con el musgo de las lanchas chorreando agua. Las viejas piedras habían revivido con el agua del invierno. Ombligos, líquenes, musgo... Todo había vuelto a la vida. Rodeándolos, el cemento nuevo tapándolo todo y uniformándolo de gris. Quizá no le quedara mucho a este paraíso en miniatura. Pero la vida se resistía, con las gotas de agua deteniéndose uno, dos segundos, para caer lentamente. Recuerdo la tarde, con la sierra de San Vicente nevada, el brillo paralizado de la niebla en el Piélago. Los arrendajos de nieve y la silueta de los castaños contra el blanco fantasmagórico de la tarde fría y opaca de silencio. Pero me quedo con el verde rotundo del ombligo de Venus en la mañana. Ombligo de Venus bajo el monte de Venus
jueves, 18 de marzo de 2010
OMBLIGOS DE VENUS BAJO EL MONTE DE VENUS
Etiquetas:
Sierra de San Vicente
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